Estos días han sido terribles. Sentí pena breve, lloré pero no tanto pues ya había llorado demasiado, en el fondo siempre supe que un día la verdad se revelaría y como cuando mi hermana se fue de la casa, viví mi duelo antes, sufrí meses y cuando al fin estaba lista para sanar llegó el regalo más hermoso e inesperado de mi vida. Me han traicionado antes, aquella vez sentí una rabia enorme, tan grande que sentí miedo de mi misma y no pude enfrentarlo hasta que pasaron algunos días. Esta vez fue diferente, quizás como cuando te chocan por segunda vez, ya sabes lo que viene, sabes como te sentirás, sabes que decir y como reaccionar. Pero me molesta de igual modo, sentir rabia e ira. Sentí como mi corazón se quemaba y si bien las explosiones eran liberadoras también eran desgastantes y temí de mi. No quiero ennegrecer mi alma, no puedo hacerme cargo de la justicia de la vida, se que aunque sea lento cada uno deberá aprender de las experiencias que le toquen. Mientras pensé así me aventuré a buscar y googlear (sí, googlear)como se podía perdonar a alguien... tutoriales explicaban que uno debe perdonarse primero a sí mismo, otros decían que no es necesario el perdón si uno no lo siente, más bien es como nosotros enfrentamos con amor a nuestro pasado, entonces me pregunté ¿Realmente quiero perdonar a esta persona? ¿No era acaso Dios el que perdonaba? ¿Es demasiado ególatra pensar que debería hacerlo?... me respondí que lo único que realmente quiero es paz conmigo misma, comprender por qué me busqué estos problemas si todos y todas predijeron lo que iba a ocurrir. ¿Está bien seguir confiando en la humanidad? ¿Está mal pensar que el otro jamás haría lo que yo no me atrevería jamás hacerle a alguien? Son demasiadas preguntas que no logro responder y me recuerdo que ha pasado tan sólo una semana y qué nadie puede pretender sanar así de rápido, pero sí me recuerdo una y otra vez que estoy segura de ser una buena persona, decente, de buenos sentimientos y valores, no debo culparme de todo, y si, tengo rabia, pero rabia nuevamente de recibir lo que no merezco. El Diego me dijo que nadie en la vida recibía cosas con las que no podía lidiar, eso me hizo pensar en qué de alguna forma estoy preparada, mucho más que otros, de enfrentar con sabiduría este proceso, de que algún día podré dejar de ver todo lo malo que veo en tí y que volveré a confiar en que querrás lo mejor para el regalo que nos dio la vida, ese de aprender, ese de madurar y dejar de mirar nuestras propias conveniencias para mirar por las de alguien más. Sólo necesito tiempo, dame fortaleza para obtener templanza y convertirme en alguien mejor. Mis promesas siempre las he cumplido pues soy una mujer de palabra, hoy me prometo a mi misma que lucharé por tí, tanto como para vencer mis propios miedos, tanto como para poner en segundo lugar mi daño, un daño deliberado, aunque no quieras asumirlo, pero ese es tú trabajo, no el mío.