Me he vuelto expectadora de mi vida. Silenciosa y atenta de mis movimientos, vivo como un narrador omniciente sin participación alguna. A veces quiero cambiar tantas cosas, me gustaría encarar a mi propio autor, recriminarle tantos aspectos de mi camino y volver atrás, muy atrás, para tomar otros distintos. Soy el silencio observativo, mudo, prudente pero lleno de impulsos, que nunca son y que no piensan ser aún.
Hoy día me siento terriblemente poco tolerante a las malas cosas de mí, es como si me hundiera profundamente en el reloncaví de defectos y no pudiese salir... y no me importara. Me carga sentirme así, me carga reafirmar que no se hablar por teléfono aunque lo intente... porque lo intento, con mucho esfuerzo... pero mi mente igual en algún rincón lejano lo odia y no quiere, y lo olvida o no lo carga... no es de mala onda, es de onda rara, de onda poco perseverante, de onda fracasada, porque no me sale, no lo quiero y me molesta. Ya es suficiente esfuerzo pero en realidad nadie lo sabe más que yo y uno que otro personaje que pasó por mi vida alguna vez.
Hoy día me siento terriblemente down (No exactamente todo el día... como de las 9 am hasta las 12 pm y de las 9 pm hasta este momento). No todo el mundo sabe como tratar y vivir el amor. Yo al menos doy lo mejor que puedo aunque me salga como el pico.
Este mensaje suena super terrible, pero no es tan así. Lo que pasa es que me siento inútil en el teléfono y me carga y lo odio y aunque intente superarlo no puedo. Disculpeme gente... pero dejaré mi celular sin batería por siempre. (aunque esto no sea verdad es lo que más deseo en el mundo)