Me he vuelto expectadora de mi vida. Silenciosa y atenta de mis movimientos, vivo como un narrador omniciente sin participación alguna. A veces quiero cambiar tantas cosas, me gustaría encarar a mi propio autor, recriminarle tantos aspectos de mi camino y volver atrás, muy atrás, para tomar otros distintos. Soy el silencio observativo, mudo, prudente pero lleno de impulsos, que nunca son y que no piensan ser aún.